domingo, 22 de julio de 2007

DISPARARTE 1.4




¡Aayy!...- Por si no lo sabes, siento – Eso fue lo primero que escuche de una silla y la primera platica que tuve con una y de la cual aun no entiendo el por que se manifestó conmigo, Si bien las he oído rechinar, tronar y algunas otra veces emitir sonidos muy comunes, jamás había oído que una silla hablara, es más nadie me había contado nunca de haber tenido un alucine tan grande como para platicar con una, o al menos no lo recuerdo, de ser así no se me haría tan loca la idea.

Al parecer sonaba cansada, y no es para menos si lleva en ese rincón más de 7 años, ya hasta estoy un poco preocupado por que ya la veo pálida y ese no es un buen síntoma, ya que el doctor me ha dicho que las cosas pueden estar mal si llegas al punto de palidecer.

Pero a quien se le puede ocurrir que una silla hable, y mucho menos que sienta, definitivamente creo que mi cerebro esta un poco deteriorado y ha llegado al punto de imaginar que los objetos tienen vida. Ja ja ja mira que pensar que una silla… - Heeeey acaso crees que no tengo la posibilidad de defenderme después de todo el maltrato que me has dado?- No es cierto, tu no puedes hablar, sencillamente estoy soñando o me hizo efecto el solvente que ocupe para quitar la pintura color índigo que se derramo en la alfombra y que por cierto, ¡se ve horrible!.

- … Ojala tuviera la posibilidad de flexionar mis brazos y echarme a correr. Esto no es vida definitivamente, y para colmo ya tengo que soportar cargar con mis pobres y flacas patitas todos los libros y revistas que jamás te has ocupado de revisar o leer y de los cuales he aprendido que las sillas somos unas excelentes lectoras, para que veas que no solo servimos para soportar eso a lo que ustedes le llaman trasero - Ok supongamos que sientes y que las cosas para ti son mas difíciles de lo que parecen, pero… ¿Por qué una silla tendría el derecho a quejarse como lo estas haciendo tu ahora? ¿Por qué solo hablar hasta que sientes que se te esta maltratando?

- Bueno hasta donde yo recuerdo y si no me falla la memoria, tu querías que la soledad que se sentía en este cuarto fuera disipada y uno de mis propósitos era cumplir ese fin, aun recuerdo cuando me elaboraron y me pusieron en exhibición y entraste por la puerta y enseguida te llamó la atención mi ardiente, cálido y reconfortante color rojo, sí, ese color que tanto necesitabas para mitigar la inmensa soledad que en ese cuarto tu sentías -
- Ahora no soy lo que para ti era en ese tiempo, y es por eso que estoy tan inconforme exhausta y triste y tu como si nada, claro como ya tienes desde hace 5 meses compañía sentimental, ya ni siquiera entras a este cuarto a limpiarme, y no solo hablo de mi si no de todas las cosas que me acompañan y que si no se han quejado es por que aun sienten un poco de respeto hacia ti por haberles otorgado un espacio en esta casa pero yo ¡No! –

Esta bien acepto que te he descuidado, pero es solo un poco, además jamás pensé que una silla pudiera sentir y mucho menos hacérmelo saber, desde hoy prometo… - Bueno no te preocupes, no te preocupes, al fin y al cabo solo soy una silla. -

CHRISTIAN ZAMORA

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