martes, 31 de julio de 2007

DISPARARTE 1.11




Nunca antes pensé que una silla pudiera engendrar sentimientos tan negativos. De solo verla se me erizan los pelos de la nuca. Jamás pensé que todo pudiera terminar así, y es que todo parece indicar que ahí moriré.

No entiendo en que momento me volví un criminal cuyos actos fueron sentenciados a este castigo. Solo recuerdo que entré a este lugar y de un modo u otro las circunstancias me empujaron a mi actual situación. Ahora me hallo desolado y confuso. Miro de frente y encuentro la peculiar montura negra que se impone al final de aquél fúnebre corredor. Por extraño que parezca nadie me hace compañía durante los últimos minutos de mi existencia, el sentimiento de abandono se hace mas notorio y la traición cala los huesos, ahora más que nunca.

Alrededor del pabellón docenas de miradas miran los hechos, su asistencia es más por el morbo que por el interés de mi vida – o el final de esta –, de reojo miro sonrisas maliciosas y mas allá observo a aquellos en quienes confié, a quienes hasta hace unas horas había llamado amigos y que ahora me han traicionado, empujándome a esta precaria situación en donde visiblemente tengo todas las de perder, y todo por unas cuantas monedas. Pensar en eso me desmotiva mas y hace mis pies mas pesados, haciendo el corto trayecto aún mas difícil de salvar.

Mi verdugo está parado a unos cuantos metros del patíbulo y su rostro denota indiferencia, se puede apreciar a leguas que desempeña su labor con gran apatía, para el mi vida debe valer menos de lo que se acordó en el contrato.

Mientras me monto en la silla un sudor frío recorre mi espalda, noto que el color se me sube alas mejillas y mis axilas están empapadas en sudor. Rezo por que alguien se apiade de mi, pero en un momento me doy cuenta que mis plegarias son inútiles y el hombre que está a un lado, empuña el switch. Cierro los ojos. La adrenalina recorre mis venas y aprieto los dientes en espera de lo inevitable.

Después de un crujido metálico, la corriente eléctrica recorre el circuito y activa el dispositivo.

No sé exactamente cuánto tiempo estuve ahí montado, con mis músculos tensos y mi cabeza dando vuelcos brutales por el intempestivo ataque eléctrico. Mis manos sudan y mis sentidos se aguzan, huelo el sutil hedor de piel bajo mi nariz, escucho las estridentes risas y aplausos de los testigos que rodean el singular plató. De un momento a otro todo acaba y termino postrado en el suelo. No entiendo si he muerto aún o solo he quedado moribundo. Solo escucho unos pasos viniendo hacia mi, dos figuras – las de mis amigos, tal vez – me levantan en brazos. Probablemente nunca perdone su traición, tal vez pronto el destino invierta los papeles y ahora sea yo quien pague por su sufrimiento, solo hay una cosa de la que estoy seguro: nunca más me volveré a subir a un potro mecánico.

LAZ

sábado, 28 de julio de 2007

DISPARARTE 1.10


Mi cínica silla.

Por Monomartino

De acuerdo con Wikipedia, una silla es un mueble con respaldo cuya finalidad es servir de asiento a una sola persona y suele tener cuatro patas, aunque puede tener tres o más. Bien, ahora que estamos claros en cuanto a la estricta definición de tan cotidiano artefacto, tal vez alguien podría ser tan amable de referirme con un estudioso en la risa de las sillas.

En efecto, por inverosímil que parezca, mi silla ríe. Esta peculiaridad, como podrán suponer, se vuelve cada vez más desconcertante y en ocasiones, incluso molesta. Y antes de que me juzguen y me tilden de amargado (lo cual probablemente soy pero en una dosis encantadora), déjenme comentarles que lo que me atormenta en realidad no es que ría, de hecho me parece saludable y sobre todo importante contar con una silla carismática que posea un decente sentido del humor, mi problema radica en ¡no saber de qué demonios ríe!.

¿Ahora entienden mi dilema? Es realmente estresante no poder decir a ciencia cierta si alguien se ríe contigo o de ti, sobre todo si ese alguien es un algo. Entonces, ¿de qué podría estarse riendo mi silla? me parece que esta incomprensión de mi parte es resultado de no pasar suficiente tiempo con ella; sí, eso debe ser, seguramente dentro de mi análisis sobre el asunto he pasado por alto temas “relevantísimos” en la secreta y al parecer hilarante vida privada de las sillas.

Pero aún así...¿qué podría ser tan gracioso?, digo, no me parece nada agradable y mucho menos de risa tener el trasero de alguien encima durante gran parte del día; bueno, a menos que fuera el de…y no, ¡ni así sería un asunto de risa! más bien sería un asunto de… bueno, no nos desviemos del tema, o desviémonos, qué más da, de cualquier forma me parece que jamás entenderé y mucho menos me será revelada la razón de aquella risa, de hecho creo que sería mucho más sensato de mi parte acostumbrarme a ella, o mejor aún, sacarle provecho; ¡claro! esa es la respuesta, porque reconozcámoslo, una risa no es más que una carcajada en potencia ¿cierto?… y una carcajada bien podría transformarse en un masaje de primer nivel si uno está haciendo uso del encantador mueble.

Justo ahora la estoy mirando, y sí, adivinaron, está sonriendo; después de todo creo que hemos entendido que reír es lo propio de una silla, ¿será que me sonríe porque sabe que llegaremos a ser buenos amigos?, o probablemente ya lo seamos, a pesar de mi desconfianza…tal vez trata de decirme algo, tal vez debo entender que mi constante cuestionamiento sobre todas las cosas sólo genera innecesarias inseguridades de magnitudes catastróficas en mi abollada persona. Será que estoy en presencia de una…me aterroriza decirlo, será una… ¿moraleja?. Nah, la verdad es que sólo toleraré su risa con tal de no pagar más y usarla como un sillón masajeador, y si alguien se atreve a decir lo contrario, lo negaré rotundamente. ¡Está bien, está bien! tengo una silla que no sólo ríe, también me sonríe y es mi amiga, ¿contentos?...porque yo si lo estoy.

miércoles, 25 de julio de 2007

DISPARARTE 1.9


Acostumbrado a reciclar sentimientos,
hoy no quiero sentarme a escribir.

Escribir.

No tengo ganas (repito)


¿Eres tu, o soy yo? Siempre tengo algo que decir, pero hoy me rehuso a decirlo.

Me rehuso, no quiero, no puedo.
NO DEBO.
NO DEBO.
NO DEBO.

Me da miedo empezar, por que sé que cuando comienzo,
no me puedo detener.

No me detendré, hasta quedar como lo que siempre soy.

UNA MANZANA SIN CÁSCARA, PARTIDA POR LA MITAD.

COMO naturaleza muerta, olvidada a mitad de la mesa, expuesta.

Y aunque nadie quiera comer, siempre pueden verme como un cuerpo extendido, disecado, observable, examinado.

No quiero escribir. No quiero escribir. No quiero escribir.

¿Estoy escribiendo? Esto no debería estar pasando, pero un dedo contagia al otro y los sonidos forman una torrencial lluvia ( 3a sinfonía del teclado en DO mayor). Ni siquiera hay ideas, solo hay. Solo hay... no sé, no sé de nada, ni de nadie. No quiero saber. Acabo de perder, acabo de perder una parte de mí. Se ha ido, se va contínuamente cuando alguien lee. Estoy de luto.

Escribir es morir, por eso para leer hay que guardar silencio.
El mismo silencio que precede a la gratitud.
Por que escribir es morir de manera altruista
Por que morir es dar y vivir es gastarse, darse, caer, sangrar.

Escribir es honrar una vida usada.

Escribir es inevitable, (sí y sólo sí) estas vivo.



Everss

DISPARARTE 1.8




sentado aquí.. volteo a mi alrededor con detenimiento y me doy cuenta que todo es diminuto...
todo es frágil y delicado...


repentinamente siento un fuerte temblor, una sacudida estrepitosa me obliga a ponerme en pie
y aferrarme al respaldo para no caer al vacío, volteo a ver mis pies desnudos sobre aquel enorme asiento,
me hacen perder el equilibrio y es aquí cuando cierro los ojos para darme cuenta que voy en caída libre al vacío...

todo está en silencio.. solamente el viento nota mi presencia, me susurra cosas al oído que no entiendo,
me acaricia la cara, siento sus manos entre mi cabello.. todo es suave y apacible.

y mientras tanto me dejo llevar
y no tengo miedo de caer...







de volar...














de soñar...























de sentir... de vivir...



Uliso

DISPARARTE 1.7




Lo sé, no necesitas decírmelo: tengo una particularidad. No es necesario que disimules, puede verme bien y de frente. No soy un error de fábrica, tampoco es que por no hacer caso a mis padres ni por una maldición gitana yo haya nacido así. Tampoco es una mutación genética porque las sillas, en sí, no tenemos genes. O por lo menos no las de hierro forradas de vinipiel. Si un gen tenemos es el de la parte profunda de la tierra que se forma con miles de años, sólo nos pueden domar con químicos.

Sí, aunque no lo creas se han sentado en mi. Sí, y con esa cara que pones, también te confieso que se han caído de mi, más veces de las que una silla con dignidad puede soportar sin lanzarse contra una pared y deshacerse, como se deshacen las nalgas y los riñones de los que se sientan en nosotr@s y depositan sus vidas en esa ocupación, en la de estar sentad@s.

Tienes razón si piensas que muchos me usaron en broma, también tienes razón si piensas que fui útil: por muchos años fui la compañera de un velador. Por cierto, no sé por qué les dicen a los cigarros largos “de velador” si mas bien esos tabacos suelen ser caros y un velador no suele ganar millones, de otra manera no sería velador o los veladores podrían entrar a todos los antros de moda, aunque, pensándolo bien no podrían ir porque estarían trabajando ¿no? Bueno, pues me dieron el trabajo con el velador porque sentándose en mi no se dormía, o bueno, si se dormía y al confiarse al suelo pues tómalo suelo. Al principio me daba lástima, luego ya no.

Si ya sé que soy contranatura, pero no todo en el mundo debe ser útil; por ejemplo el arte no sirve para nada o no debe servir para nada y lo que sirve y quiere ser arte debe dejar de servir, por lo menos en su primer uso ¿verdá Duchamp?

Sigo siendo una silla y así moriré y ni aunque me quiten otra pata en banco me convertiré. Já.


RUBÉN RUÍZ (RAJ)

DISPARARTE 1.6




Aún guardo tristes confesiones, risas y emociones, recetas de cocina que tu madre te quería heredar, me sé de memoria los cuentos de la abuela que no dejaba de relatar.
Recuerdas cuando tus padres se enojaban y pensaban que el mejor castigo era dejarte sola en tu cuarto para meditar y en vez de eso en mis brazos te recostabas mientras imaginabas que era una nave espacial, para el universo juntas andar y al tratar de esquivar la lluvia de asteroides uno nos dio y mi pata se rompió.
Al siguiente día ya no eras mas un astronauta si no un carpintero que la pata me arreglo. Cuantas veces fui un caballito que al relinchar de cabeza te tiro, pero... ahora que te vas, que la casa dejaras, me imagino despegando sin tí pero el miedo me logra vencer que tal que mi pata se vuelve a romper o lo que es peor una simple silla me vuelven a creer.

EDITH VALERIANO

lunes, 23 de julio de 2007

DISPARARTE 1.5




NOSOTROS SIEMPRE CAMINAMOS HACIA ALLÁ



Terminamos de hacerlo y el cansancio nos hizo suspirar profundamente hasta que juntos nos perdimos en la misma fantasía. Contrario a mí, ella visitaba aquellos lugares desde hacía muchos años ya, lo que la incitaba a subestimarme con ternura pero siempre provocaba mi enojo. Yo empezaba a familiarizarme con aquél mundo azúl que conforme más lo explorábamos más se acercaba al negro, un negro muy peculiar, un negro más pesado, espeso, con un significado más allá de nuestro entendimiento. Un lugar en el que ella era tan feliz como lo es cualquier persona en los primeros años de su vida. Para mí todavía es confuso y angustiante, pero esta vez, cada respiro fue diferente; cada inhalación recorría hasta espacios olvidados en mis pulmones; como si fueran los primeros suspiros.

Hoy rebasamos el límite que secretamente ambos convenimos desde el inicio; uno de esos límites que la naturaleza advierte al hombre silenciosamente, como si tal advertencia entrara en nuestro cerebro al nacer, una línea que separa a la razón de la locura.

Mi primer encuentro fue una vivencia extraordinaria en la común vida de un mediocre y vanidoso como yo, según ella solía llamarme. Me dejé seducir por aquellos paisajes en tonos como escalas en un catálogo que muestra todos los niveles de un mismo color, el cielo empezaba en el horizonte con un azul que solo al contemplarlo durante largos ratos perdía su apariencia negra y espesa. Se elevaba perdiendo esa oscuridad y justo al mirarlo hacia arriba a 90 grados deslumbrarba tanto que sólo era posible mirarlo por unas fracciones de segundos. A lo lejos podían distinguirse grandes montañas que horizontalmente se deslizaban suavemente; atras de ellas volcanes resguardados que rebasaban por mucho la altura de las montañas que de por sí era ya impresionante.

Nosotros siempre caminamos hacia allá, juntos uno al lado del otro, a veces nos tomamos de las manos. Cuando la veo, sus ojos entrecerrados delatan su profunda felicidad y esa pérdida de razón que siempre le reclamo. También me hace saber que yo he entrado en el mismo estado. El cuerpo se abstrae de la mente, no responde, no concuerda lo que pienso con lo que hago; si pienso en mover los brazos, mis piernas se doblan, si quiero apretar el paso, los pies se arrastran. Camino entonces lentamente con la vista perdida, mi cabeza tambalea sobre mi cuerpo que a cada paso pierde fuerza. Es entonces cuando ella adelanta y se sienta en aquella extraña silla que siempre nos encuentra en el mismo lugar justo antes de regresar. Sentada con los brazos caídos y la cabeza casi recargada en su hombro izquierdo me observa detenidamente. Yo quiero continuar caminando pero ella no se mueve, estira su brazo hacia mí y con el dedo índice me indica que me acerque. Muy lentamente camino arrastrando los pies y ya en una postura que casi he perdido la verticalidad. Está hablando no sé qué cosas, me mira fijamente y apenas mueve los labios, no distingo las palabras pero ya entiendo lo que dice, sé lo que quiere, siempre lo he sabido, ahora me lo pide, ya la entiendo.
Nunca lo he deseado, pero hasta el óbito es el placer más exquisito cuando una mujer hermosa es quien lo invita.


SALVADOR CASTAÑEDA

domingo, 22 de julio de 2007

DISPARARTE 1.4




¡Aayy!...- Por si no lo sabes, siento – Eso fue lo primero que escuche de una silla y la primera platica que tuve con una y de la cual aun no entiendo el por que se manifestó conmigo, Si bien las he oído rechinar, tronar y algunas otra veces emitir sonidos muy comunes, jamás había oído que una silla hablara, es más nadie me había contado nunca de haber tenido un alucine tan grande como para platicar con una, o al menos no lo recuerdo, de ser así no se me haría tan loca la idea.

Al parecer sonaba cansada, y no es para menos si lleva en ese rincón más de 7 años, ya hasta estoy un poco preocupado por que ya la veo pálida y ese no es un buen síntoma, ya que el doctor me ha dicho que las cosas pueden estar mal si llegas al punto de palidecer.

Pero a quien se le puede ocurrir que una silla hable, y mucho menos que sienta, definitivamente creo que mi cerebro esta un poco deteriorado y ha llegado al punto de imaginar que los objetos tienen vida. Ja ja ja mira que pensar que una silla… - Heeeey acaso crees que no tengo la posibilidad de defenderme después de todo el maltrato que me has dado?- No es cierto, tu no puedes hablar, sencillamente estoy soñando o me hizo efecto el solvente que ocupe para quitar la pintura color índigo que se derramo en la alfombra y que por cierto, ¡se ve horrible!.

- … Ojala tuviera la posibilidad de flexionar mis brazos y echarme a correr. Esto no es vida definitivamente, y para colmo ya tengo que soportar cargar con mis pobres y flacas patitas todos los libros y revistas que jamás te has ocupado de revisar o leer y de los cuales he aprendido que las sillas somos unas excelentes lectoras, para que veas que no solo servimos para soportar eso a lo que ustedes le llaman trasero - Ok supongamos que sientes y que las cosas para ti son mas difíciles de lo que parecen, pero… ¿Por qué una silla tendría el derecho a quejarse como lo estas haciendo tu ahora? ¿Por qué solo hablar hasta que sientes que se te esta maltratando?

- Bueno hasta donde yo recuerdo y si no me falla la memoria, tu querías que la soledad que se sentía en este cuarto fuera disipada y uno de mis propósitos era cumplir ese fin, aun recuerdo cuando me elaboraron y me pusieron en exhibición y entraste por la puerta y enseguida te llamó la atención mi ardiente, cálido y reconfortante color rojo, sí, ese color que tanto necesitabas para mitigar la inmensa soledad que en ese cuarto tu sentías -
- Ahora no soy lo que para ti era en ese tiempo, y es por eso que estoy tan inconforme exhausta y triste y tu como si nada, claro como ya tienes desde hace 5 meses compañía sentimental, ya ni siquiera entras a este cuarto a limpiarme, y no solo hablo de mi si no de todas las cosas que me acompañan y que si no se han quejado es por que aun sienten un poco de respeto hacia ti por haberles otorgado un espacio en esta casa pero yo ¡No! –

Esta bien acepto que te he descuidado, pero es solo un poco, además jamás pensé que una silla pudiera sentir y mucho menos hacérmelo saber, desde hoy prometo… - Bueno no te preocupes, no te preocupes, al fin y al cabo solo soy una silla. -

CHRISTIAN ZAMORA

DISPARARTE 1.3




Esta silla tiene arte,
por que ahí estuve para esperarte,
por que ahí estuve para mirarte,
pero tu no estuviste para amarme,
Esta silla tiene arte,
por que tengo de donde agarrarme,
por que tengo de donde levantarme,
por que si me tiras podre odiarte,
Esta silla tiene arte,
por que siento como te lleva el viento,
por que siento como se lleva tu aliento,
por que siento como se mueve al compás de tu cuerpo,
Esta silla tiene arte,
por que no esperare sentada a olvidarte,
por que esta cansada de pensarte,
y si se rompe ya no quedará nada de su arte.

MINERVA LÓPEZ

DISPARARTE 1.2



Contrapoema

Esto es una sensación, no es un poema.
Es una especie de dolor en la columna que nos deja inmóviles ante la luz, por eso no alcanza a ser a poema, porque carece de ritmo y de estructura y sin embargo algo tiene en su núcleo que nos hace temblar.
El miedo no es un dolor pero nos duele. Nos anestesia la nuca,
y los nudillos.
El miedo es un poema muy corto que embate con certeza las entrañas y te dice, y con su música profana de embelesa y terminas (navegante) siempre en naufragar.
La sombra de la silla no es la silla pero tiene
en su trazo oscuro y anguloso la intención:
antecede a la silla mas la nombra, la contiene; así como en la voz de la oración fugaz se presiente ya el poema, así, en la sombra opaca late
con vitalidad la luz del mueble vivo.
Es el miedo, alma del dolor que da cuerpo al poema, lo que hace de la sombra un ser perfecto que rebasa su esencia y la dilata.
Es una sensación apenas, no alcanza a ser verdad, es sólo la sombra de la silla: su lado oscuro, su siniestro.

Aurora desbordada en claroscuros.

En medio de las cosas, de lo seres, incluso de los niños
siempre habita una sombra sigilosa, terrible
(qué razón tuvo Rilke).
En medio de esta sensación,
la sombra de la silla en donde mora ese conjuro que sin ser verbo visible,
es un contrapoema que se empeña en terminar con toda luz.

JULIO C. MELO

DISPARARTE 1.1



Parezco estática, pero es el asombro de mi súbita belleza.
Parezco inerte, pero es la inercia que me provoca la carencia del contacto con tu cuerpo.
Esta pasividad aparente es sólo el resultado del torbellino de sensaciones impetuosas que hiciste correr por mis vetas y que ahora quedan lacradas bajo el efecto de tus manos y de tus besos.
Si te sientas... ya no me quiebro.


Have u ever fell confusing, harming, angustiantes but great feelings about someone? that thing that makes u smile and have a reason to "make" the day...
That cosquilla in your stomach, htat shacking in the knees, that threatening in your tongue that makes non-sense words come out from your mouth...
Foolish words into the brain, but actually intelligent sensations into your hearth.
Everything comes at the same time but with a different pace. Everything -outside- seems to be right, to be igual... but the crazyness inside yourself is beginning to empezar a sentir.
U're awaking. Every vello de tu cuerpo knows it. So stressing... so great"ing"... so awar"ing"... so a big sin.
So intelligent... so foolish and joke"ing" at the time.
So both but so alone just to think and write so many things at this time.

...
I already know what is happening.
...
Don't touch, don't seguir, don't stay here inside me.

My mano is shaking. Have to stop escribir.
Whenever. Forever.

AGM